“Gracias Hospital San José… Por ASESINARME”
Clínica de la Muerte Navojoense
El SOL… Por: Federico Lagarda Ibarra
El Objetivo Regional.- Después de tres años de sufrimiento extremo y de “docenas” de operaciones quirúrgicas, falleció, víctima de una “negligencia médica”, el excelente amigo y mejor persona, José Regino Félix Morales… “Compadre Federico, al final de cuentas ese abusivo Hospital San José, terminará por llevarme al panteón, por lo pronto, como usted puede observarlo, me desgració el resto de mi vida”, fue la conversación más recurrente que Regino Félix sostuvo con este reportero… Recordándonos lo publicado en este mismo espacio (El Objetivo Regional No. 256) y que a la letra dice: de verdad que es reconfortante (y al mismo tiempo nos estimula a seguir adelante) cuando por alguna razón nos “damos cuenta” de que los comentarios vertidos en esta “columnilla” de “algo” han servido a uno que otro lector de este medio informativo… Como es el caso del amigo y compadre, José Regino Félix Morales, mismo que, coincidió con “mi” humilde opinión en el sentido de que, “si por desgracia sufriera un accidente y en mi inconciencia pudiera escoger, ténganlo por seguro que mejor preferiría que me dejaran morir con dignidad antes de tener que soportar cualquier tipo de atención médica en la Clínica Hospital San José de Navojoa”… Motivándolo a “ventilar” públicamente su calvario y horror que vivió y “seguía viviendo” gracias a “esa” (también denominada por la vox populi): “Clínica de la Muerte”… A continuación transcribimos textualmente el escrito de denuncia que el “sobreviviente” (hasta ese momento) Regino Félix nos hizo llegar a nuestra redacción y que a la letra dice: “Hoy Cuento Mi Historia”… Todo inició por una piedrita en mi conducto urinario… En el mes de Junio del 2012, llegué a la Clínica Hospital San José de Navojoa, con un cuadro de retención de líquidos y detección de cálculo en el riñón (litiasis), con deshidratación y malestar general, internándome por la tarde noche, me atendió el Dr. Pedro Ríos Garay, me internó y me pasaron al cuarto ya que era candidato a operación para retirar el cálculo que estaba causando el dolor.
Al día siguiente, el Dr. Jesús Félix (urólogo), se trasladó desde Ciudad Obregón para intervenirme, me hizo dos operaciones, la primera fue por la uretra, desconociendo el nombre de esa operación, pero por ahí retirarían el cálculo, pero la operación fue un fracaso, volviéndome a intervenir al día siguiente pero ya me abrieron por el abdomen, todo salió bien (según el doctor) y esperábamos resultados buenos, ese día bajo medicamentos me sentía regularmente bien según era por la anestesia y la intervención, al día siguiente tuve malestar general, diarrea con sangre, temperatura alta e hipo, preguntando que si así me iba a mi casa, pero como la operación (según los doctores) había salido bien me dieron de alta.
Me fui a mi casa pero no me sentía nada bien, todo el día tuve temperatura y el hipo seguía y seguía, no podía probar comida, ni olerla, sólo quería dormir y que se me quitara el hipo, mi familia no quedó conforme y me llevaron con nuestro médico familiar el Dr. José María Ballesteros y el diagnóstico fue deshidratación y que consultara a un médico internista; buscamos al Dr. Hernán Pérez Pérez y nos consultó en el Sanatorio Lourdes, donde platicamos sobre la operación que me habían realizado, nos mandó a sacar placas de estómago urgentes por eso del hipo, temperatura y el deterioro de mi persona, cuando me sacaron las placas y las vio, nos comentó que tenía un íleo postoperatorio y estaba afectando fuertemente, que tenía que poner una sonda naso gástrica para que el aire obstruido saliera; el mismo doctor Hernán Pérez, se comunicó a la Clínica Hospital San José, donde habló con el Dr. Gustavo Acosta Gaxiola y le explicó sobre mí y sobre mi cirugía, y que en base a la operación se me había formado un íleo y me estaba deteriorando y ocupaba internarme, pero no quiso el Dr. Acosta Gaxiola que regresara a su clínica, porque como no se cubrió el total de la cuenta que son 30 mil pesos de los casi 70 mil que nos cobraron, pues no quiso dar garantía.
Ya que vio que no me iban a recibir en el Hospital San José, me internó ahí mismo en el Sanatorio Lourdes y me puso sonda naso gástrica de donde salieron líquidos retenidos de mi estómago, pero el hipo y mi deterioro era más severo, me dio 12 horas para ver cómo reaccionaba y me mandó a sacar otra placa, cuál fue la sorpresa que ocupaba otra operación por lo abultado de mi abdomen (íleo), y como ya no se contaba con más dinero para pagarla, se buscó la manera o alternativa del Seguro Social y gracias a Dios lo obtuvimos… Me trasladaron al IMSS y me atendieron rápido, me operaron y cuál fue también la sorpresa que tenía perforado el colon y con ello una septicemia de material fecal y pus, en la operación me habían cortado el 70% del intestino grueso, estaba en estado muy grave, con contarles que no me querían pasar a Ciudad Obregón porque mi estado de salud era completamente devastador, pero si quería tener otra oportunidad de vida en serio que necesitaba el traslado. Mi familia y amigos se movieron para conseguir el traslado y ambulancia, el cual se logró gracias al comandante de bomberos, quien nos hizo el favor de hacer el traslado con unidad de cuidados intensivos a Ciudad Obregón y a la enfermera Julia Gama Hernández, jefa de enfermeras del IMSS, que nos consiguió el tanque de oxígeno.
Ya me esperaban en la UMAE (Unidad Médica de Alta Especialidad), al llegar me dieron sólo horas para el deceso, eso cuenta mi familia y doctores, pero me aferré a la vida, luchando como un guerrero.
Estuve 20 días en coma en cuidados intensivos en la UMAE, en estado de grave a muy grave, sin dar esperanza a mi familia, donde pasaba a quirófano cada 24 horas hasta que me pusieron el sistema VAC, sólo conectado a una máquina que mantenía mi cuerpo, evolucionando con los días. Saliendo de ahí casi al mes, agradeciendo infinitamente al Dr. Miguel Ángel Rivera y a sus colegas, pasándome a hospital con abdomen abierto, sin movimiento, con escaras, hinchazón de cuerpo, con daños en mi memoria y psicológicos, con un peso de 55 kilogramos, en puro hueso y sin poder hablar, pero volví a nacer.
A los 15 días me operaron para cerrar mi abdomen, dejándome colostomía por más de 8 meses, llegué a mi Navojoa siendo sólo un bulto y engarrotado, con terapias y el apoyo de mi familia empecé a tener movimiento en mis manos y en mis pies, tomaba terapia de lenguaje, pero perdí mucho movimiento del lado derecho de mi cuerpo…
Empecé a moverme para los lados primero, después aprendí a sentarme, a expresarme con los ojos y hablar un poco más fuerte, después me senté en mi cama y con la donación de una silla de ruedas empecé a sentarme y hacer ejercicio con los pies, ya era ganancia, comencé a apoyarme en una andadera y aprendí a caminar de nuevo, en 2 meses de no pararme empecé a dar mis primeros pasos, pero como perdí movilidad de mi parte derecha era más el batallar… (Cada 15 días voy a consulta a Ciudad Obregón, a realizarme estudios, placas e internamiento por infecciones).
Me volvieron a intervenir después de 8 meses, donde me reconectaron mis intestinos, pero me quedó una hernia grande, tengo una fístula en el abdomen y estoy esperando de nuevo otra operación, y para acabalar, en la operación que me hicieron en la Clínica Hospital San José de Navojoa por la uretra me lastimaron la próstata y el conducto urinario y hoy tengo otro padecimiento.
Pero cómo de una negligencia médica hasta donde podemos llegar, a perder casi la vida; hoy en estos días estoy atado aún a mi silla de ruedas y acostado, mi vida cambió totalmente, tengo cansancio físico y para el resto de mi vida no podré trabajar, no tengo pensión ni nada con que sostenerme, pero tengo una familia que si en los peores momentos estuvieron conmigo ahora es lo más valioso que tengo…
Tengo más de un año y medio con mi situación angustiante para mí y mi familia, el batallar para ir hasta Ciudad Obregón a consulta cada semana o cada 15 días a realizarme estudios, tengo traumas a los piquetes porque mis venas están muy delgadas, incertidumbre por los gastos de mi familia cuando me operen de nuevo (comidas, agua, camiones, hospedaje), y por todo este calvario… “Gracias Clínica Hospital San José de Navojoa, por dejarme desgraciado e incapacitado como estoy ahora”, finalizó diciendo José Regino Félix Morales, “sobreviviente” (hasta ese momento) de la también nombrada por la vox populi: “Clínica de la Muerte”… Sólo faltándole agregar a nuestro apreciado amigo Regino: “gracias méndiga Clínica Hospital San José de Navojoa, por finalmente ASESINARME”…